Viernes, 30 de julio de 2010 en SOY, Página 12
Una lista de títulos que celebran la diversidad que sirve de guía para buscar en librerías lo que hay detrás de las novedades.
Poema y fragmentos completos. Safo

La sombra del animal. Vanesa Guerra

Sobre una tela de identidades diversas, emociones íntimas o cuestiones que nada tienen que ver con el amor o con el deseo se construye La sombra del animal. En el mundo que se aborda en el segundo libro de relatos de Vanesa Guerra, dialogan multitud de seres que conviven en un espacio desjerarquizado, presentados todos ellos en un mismo nivel de ilegitimidad, en su mismo extravío frente a la existencia. El libro posee una estructura descentrada y móvil, siempre desconcertante, llena de puntos en fuga. Lesbianas, heterosexuales, mendigos, gitanos, un turco, una travesti, una “vieji”, señoras que juegan a las cartas, conforman el entretejido social con igual protagonismo o prescindencia, y son expresados a través de un pluriverso formal que nada tiene que ver con los cánones de escritura, y menos aún con los cánones de la mirada. La sombra del animal es un libro bello, pero por sobre todas las cosas, libre.
Los Putos José María Gómez

El corazón es un cazador solitario. Carson Mc Cullers

Hace dos años se reeditó por Seix Barral en español, y todavía se consigue, El corazón es un cazador solitario, la primera y acaso más entrañable novela de la norteamericana Carson Mc Cullers. El libro cuenta las peripecias de un grupo de personas de un pueblo del sur de los Estados Unidos, centradas alrededor de la figura del sordomudo John Singer, enamorado profundamente de otro sordomudo semiloco llamado Antonopulos, y con quien protagoniza algunas de las escenas más hermosas que puedan leerse en la literatura amorosa. Cualquier libro de Mc Cullers nos lleva a un mundo de coordenadas queer, en donde los personajes, tullidos, negros, enanos, homosexuales, definidos todos al margen de la sociedad en la que viven, conforman un universo “freak”, expresión de una sociedad decadente, pero también su único modo de resistencia. La comunicación entre los personajes está siempre interferida, hecho que los confina a la soledad, aunque insistan siempre en un renovado intento de unión.
"Más allá de éstos y otros esfuerzos por salvar a Safo de ser Safo". Me gustaría conocer esa fórmula. Hace rato que estoy tratando de salvarme de ser quien soy, con poco éxito.
ResponderEliminarIgual, al margen de todo esto, ¿pueden los escritores esconderse entre las letras o necesariamente sus declaraciones los delatan?
En el caso de Safo creo que no hay voluntad de esconderse. De ella no hay declaraciones, pero sus poemas son claros, sin ningùn elemento que confunda o lleve a dudar de que lo que dice es efectivamente lo que quiere decir.
ResponderEliminarSe me ocurren varias cosas. La primera, me acuerdo de un chiste que me contaron durante mi infancia y que me había parecido muy bueno (aunque ahora puedo afirmar que no lo era):
ResponderEliminar- ¿Viste alguna vez un elefante escondido detrás de una rosa?
- No.
- ¿Viste qué bien se escondió?
Si pudiera reconocer fácilmente cuando un escritor quiere esconderse, le gritaría "Piedra libre" (no "piedra libre para todos mis compas": no me gusta la variante solidaria) y se acabaría el juego. Pero en una de esas la tipa, Safo, es hábil y se esconde bien y me hace creer cualquier cosa y yo acepto con gusto que jueguen con mi ingenuidad.
Pero, al margen de todo esto, creo que lo más importante es que en el fondo no quiero saber cómo era realmente Safo. Yo quiero creer que Safo es la lesbiana de los poemas, aun si en su vida real no lo era. Quiero escaparle un poco a determinadas lecturas. La psicocrítica, me soltaron en la cara alguna vez, nos revela que Moliere tenía un Edipo no resuelto, porque en sus obras incluía hombres viejos, vencidos por hombres jóvenes, que se alzaban con las señoritas más bonitas. Quizás J. B. Poquelin (no Moliere) tenía este problema. Pero yo prefiero quedarme con mi imagen de Moliere y lo otro, el aporte de la psicocrítica, no me parece más que un chisme.
Por otro lado, romperse la cabeza por averiguar cómo es el autor, es una moda impulsada por los organizadores de la Feria del Libro, que son los únicos que se benefician con ese recurso. Me imagino a alguien esmerándose por hacerse un disfraz para ir al corso. Durante varias semanas, el tipo destroza su vista y sus manos pegando, una a una, lentejuelas rojas en su traje de diablo. Tridente en mano, ingresa al baile de un salto y señala a los bailarines con un dedo terminado en una uña puntiaguda (uña que no se cortó durante 38 días con el único fin de lograr ese efecto y para lo cual tuvo que esconder la mano en su bolsillo durante todo este tiempo).
- Ahí llegó el Ruben - dice uno.
¡No, definitivamente eso está mal! Detengámonos en el disfraz y asustémonos un poco por esa noche, aunque sea. No tratemos de descubrir a la persona, cuando el personaje es más interesante.
De todas formas, me gustó la anécdota de la Facultad, así que me alegra este desacuerdo, porque me dio la oportunidad de leer tu historia.
Saludos.
El desacuerdo no es tal. Me encanta todo lo que decìs, y lo comparto.
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