jueves, 24 de abril de 2014

Dos textitos en la revista CLIC

REVISTA CLIC: http://clicrevista.wix.com/clic#!poligrafia05/c7ie
Paisaje en Kendall.
Por Mariana Docampo

Paisaje en Kendall 1

Entre las montañas cruzadas por ríos y caminos interiores, y lejos, el mar, arremolinado como en los cuadros de Turner, que entra en el continente y se empuja hacia las montañas, choca contra las piedras grandes por varias millas. Los estallidos de vapor se ven desde aquí. Y también un triángulo brillante bajo el sol indeciso. Las colinas verdes divididas por líneas marrones, son los cercos que separan una tierra de otra. Y las casas viejas con sus techos de lajas y su propio jardín, las ovejas nuevas y sus madres, las que morirán y las que no, las que no sabrán que sus hijas tiernas serán sacrificadas en invierno para que su carne sea comprada. Y las vacas galardonadas, las gordas y lustrosas que el toro preña. Él camina ágil pero lento, con sus músculos redondos y el sexo relumbrante. Y de este lado, la torre de un castillo.

Paisaje en Kendall 2

Sanna se acercó a nosotras, la más alta de las dos. La sonrisa cuyos labios, cuando se manifiestan, son rojos y húmedos. Kate, con sus ojos fervientes, había señalado las tierras alrededor, dijo que eran suyas, y luego apretó el acelerador y se introdujo por el camino fino. Llegamos y abrió la puerta de la casa. Nos invitó a pasar, la mirada orgullosa. Sanna bajaba de la huerta incrustada en la pequeña colina que había detrás. En un rectángulo verde se apretaban las verduras y las flores, algunas envueltas en plásticos o en papel. Se quitó el sombrero y los guantes y nos extendió la mano. Había estado regando las plantas más viejas y luego las movía hacia un lado y hacia el otro para sacudir el agua, que bajo la luz parecía estar hecha de pequeñas piedras de vidrio. Fuimos a bailar las cuatro al club inglés, los tapizados verdes y las alfombras, el piso de madera. El ventanal daba al campo de croquet y las figuras se inclinaban sobre el pasto. Las veíamos desde adentro, parecían pequeños flamencos blancos; y en la pista, Sanna y Kate bailaban.